El próximo 10 de noviembre en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo Taller Sonoro ofrecerá un interesante recorrido a lo largo de la creación musical española más reciente.

Han pasado ya 20 años desde que los integrantes de Taller Sonoro iniciaran su andadura en común, ejerciendo siempre un importante trabajo de difusión marcado por un gran compromiso con la música de vanguardia, tal como atestigua el presente programa.

La formación, que a lo largo de estos años ha actuado en la mayoría de los escenarios españoles, así como europeos y latino-americanos, ofrecerá un recital con obras de algunos de los compositores españoles más destacados de nuestro tiempo, encabezados por Luis de Pablo, compositor al que Taller Sonoro acaba de rendir homenaje en el Museo Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.

Luis de Pablo, que el pasado 28 de enero ha cumplido 90 años, es una figura de indiscutible relevancia dentro del panorama musical español. Protagonista junto a sus compañeros de la generación del 51 de lo que fueron las vanguardias de mitad de siglo en nuestro país, ha sido merecedor de importantes galardones, a los que se suma el reciente León de Oro de la Bienal de Música de Venecia. Su música ha hecho gala en lo formal de una gran flexibilidad, resaltando la variabilidad en todos sus materiales, es decir, al igual que no existen dos interpretaciones iguales, de Pablo trata de trasladar esas pequeñas variaciones a la partitura, de modo que sus gestos contienen ya ese carácter vivo y orgánico.

De Pablo, uno de los responsable del florecimiento en España de lenguajes propios de las vanguardias europeas, en una época tan difícil para la cultura en nuestro país como fueron los años 50 del pasado siglo, vanguardias que iban desde el serialismo o la música aleatoria hasta la música electrónica, fue además el creador del primer laboratorio de música electroacústica de España.

La música de de Pablo ha ido siempre acompañada de cierta característica de apertura, la cual queda explícita en sus Módulos, piezas que concibe como estudios sobre las relaciones entre distintos tipos de organizaciones sonoras, con cierta libertad en cuanto a su interpretación. Son obras que el autor considera de importancia capital para la música que creó después, donde, a parte de abandonar en gran medida los procedimientos de tipo aleatorio, creó un determinado material musical o modo de trabajo que persistió en futuras obras. En el presente concierto se escucharán dos obras del compositor bilbaíno.

La primera de ellas, “Nubilus”, escrita para sus amigos del Taller Sonoro en el 2014, fue estrenada en el Festival Ensems de Valencia. Nubilus (del latín, nublado) alude a un estado de ánimo, sin caer en lo meramente descriptivo. Un paisaje formado por texturas repetitivas de lineas en continua ascensión, donde cada gesto es distinto al anterior, evocando los distintos colores de las nubes, desde el blanco al gris casi negro.

“Gemella dell,acqua”, de 2016, en alusión al fenómeno del “acqua alta” en Venecia, está inspirada en los versos del poeta ruso Joseph Brodsky, quien al llegar a la ciudad de los canales se encontró a unos músicos tocando subidos sobre una tarima por l’aqua alta. En ese momento tuvo la impresión de que la música era la gemela del agua.

Elena Mendoza, nacida en Sevilla en 1973 y afincada en Berlín, es una compositora cuyo interés se ha centrado, además de en la música de cámara y orquestal, en lo escénico, la música vocal y la espacialización del sonido, es decir, tomar como parámetro musical y de organización el lugar de donde proviene el sonido.

Con numerosos galardones en su haber, como el premio Nacional de Música 2010, ha trabajado con formaciones como Klangforum Wien, Ensemble Modern o la Orquesta Sinfónica de Madrid.

La petición del trío Arbós de componer una obra para su espectáculo “Flamenco envisioned” en 2016 dio como fruto la obra que nos ocupa. “De dentro a fuera” es una pieza cuya gestación supone para la autora un verdadero reto.

En la aproximación a este tipo de folclore desde la música contemporánea siempre he tenido la impresión de pisar un terreno minado: nos enfrentamos al peligro de que los dos lenguajes musicales actúen como una caricatura uno del otro; o bien que la fuerza emocional del flamenco “devore“ el lenguaje contemporáneo, de modo que de éste no queden más que los restos.
(E. Mendoza)

Su sensibilidad hacia las sonoridades de su tierra natal hacen que esta sea una obra muy especial dentro de su catálogo. En ella, Elena plasma el gusto por las sutilezas del timbre, por la naturaleza percusiva del sonido, que transmuta en bulería y fluye eufórica hacia su fin.

“La obra cobró forma cuando comprendí al fin que la aproximación al flamenco solo podía ser de dentro afuera, es decir, analizando mi propio lenguaje musical a la búsqueda de elementos que pudieran establecer una relación con el flamenco, y no a la inversa. Así, en mi propia música encontré una relación con el carácter melismático de la melodía y con los elementos percusivos de guitarra y palmas, pero sobre todo con la complejidad rítmica de los palos flamencos. De entre todos ellos, decidí dialogar con el metro de la bulería, que, por la irregularidad de su acentuación (11 12 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10), siempre ha sido fascinante para mí.
De este modo, el motto de dentro afuera quedó finalmente también reflejado en la forma musical de la obra, en la que la métrica de la bulería, al comienzo solamente esbozada, poco a poco se va concretizando, va saliendo desde dentro de la música hasta quedar totalmente clara en una secuencia final en la que el piano y las cuerdas se transforman en instrumentos de percusión”.
(E. Mendoza).

César Camarero (Madrid, 1962), es un compositor cuya obra es el resultado de una búsqueda concienzuda y personal hacia la consecución de una particular poética de lo sonoro, búsqueda que le hizo merecedor en el año 2016 del Premio Nacional de Música, en el que el jurado destacó lo minucioso de su trabajo así como un oficio extraordinario.

Un rasgo distintivo de la música de Camarero es la influencia de la poesía, una pasión que le acompaña desde joven, por lo que no es casual que en sus trabajos recientes tome protagonismo la voz hablada más que cantada.

“No Longer” es una de sus últimas obras. De una belleza austera e hipnótica, se desarrolla en el terreno de la quietud, donde, a pesar de no predominar el recitado, la voz es utilizada de un modo muy poético, con momentos de un lirismo contenido junto a otros de fusión con el resto de instrumentos, tomando el rol a veces de un instrumento de viento, momentos en los que junto a la flauta y el clarinete, dada la afinidad de registros, genera situaciones de gran ambigüedad tímbrica en las que el oyente no percibe siempre su sonido individual, al menos de forma consciente, ya que se encuentra a menudo enmascarado en un continuo juego de colores y timbres, dede el cual a veces asoma como un leve rayo de luz que volviera a esconderse tras las nubes.

De más reciente composición es la obra que podremos disfrutar en este concierto. “Viaje al interior de un segundo” explora una materia tan inherente al sonido como es el tiempo.

“Terminé esta obra el 11 de septiembre pasado, por tanto es mi última composición hasta el momento. Cuando pienso en esta música me viene a la mente este fragmento de un extenso poema en prosa de Ichiro Ishi (sobre el recuerdo del jardín de la sombra, 1953):
Sobre un rayo de luz aparecen y desaparecen varios enjambres de mosquitos entrelazados, inestables puntos de luz, como miniatura de un universo inevitable.
Viaje al Interior de un Segundo se mueve en un tempo extremadamente lento, aunque, tal vez no sea en realidad tan lento, sino que nuestras mentes se estén moviendo a una extrema velocidad y lo perciban así. Esta obra está dedicada a mis amigos Mercedes de los Santos y Aurelio Díaz Pinto”.
(C. Camarero)

La obra de José Manuel López López se orienta hacia lo infinitamente pequeño. Una búsqueda, en perfecta sintonía con el proceder de la ciencia, bajo la convicción de que, como expuso Leibniz, dentro de cada porción de la materia, por muy pequeña que sea, existe todo un universo, tal vez vetado para nuestros sentidos, pero accesible a través de la obra de arte, ventana o puerta (tal como sucede de forma explícita en la pintura de Tapies) hacia esa realidad secreta que se esconde tras lo aparentemente insignificante.

López López, Premio Nacional de Música en el año 2000, se adentra hacia el interior de la materia sonora con espíritu analítico, descubriendo así la genética propia cada sonido. Es de vital importancia en este aspecto el uso de la tecnología, como el análisis espectral del sonido, ya que lo que oímos es el resultado de una cantidad infinita de factores que unidos generan el todo que escuchamos. Es como si una nota musical incluyera en su interior muchos más sonidos que no percibimos al menos de forma consciente, pero que influyen en el resultado global (por ejemplo, es lo que nos permite distinguir el timbre propio de un instrumento).

A continuación, mediante un proceso de síntesis aditiva, se recrea ese concepto oculto. El oyente escuchará una frecuencia denominada fundamental (un mi bemol), prestando atención, irán apareciendo poco a poco esos componentes escondidos, el llamado espectro físico-armónico, lo que López López denomina la “genética del sonido”, el material que una vez descubierto puede ser utilizado para generar diversos tipos de construcción musical.

(Frecuencias graves, se recomienda el uso de auriculares)

 

Este tipo de análisis es el que le permite adentrarse dentro del tiempo y observar a nivel microscópico el comportamiento de lo sonoro, permitiéndole una precisión fuera del alcance del solfeo tradicional en una dimensión que utiliza el milisegundo como unidad de medida. Fruto de ello es su interés por la granulación, por la convergencia de multitud de partículas sonoras que generan texturas aparentemente estáticas, pero llenas de vida en su interior, tal como ocurre en su “Concierto para piano y orquesta”.

Sobre “La casa de las cigüeñas”:

Me he inspirado en la belleza del crotar de las cigüeñas, canto que estas aves realizan para recibir a su pareja, consistente en el choque de la parte superior e inferior del pico. Los sonidos que resultan producen texturas sonoras extremadamente densas, muy articuladas y fragmentadas. La belleza y complejidad de este canto de carácter granular emerge de la sincronización y desincronización entre los cantos de dos o más cigüeñas. Cuando el número de individuos se multiplica, la textura resultante desprende una enorme fuerza y expresividad natural que me fascina. Por esta razón he  tomado este modelo como idea compositiva he intentado aplicarlo de manera simple en lo relativo a la notación, es decir, en lugar de pedir a cada músico grupos de ritmos irracionales laboriosos de realizar, les pido micro variaciones rítmicas simples, es decir pequeños acelerandos y ritardandos, de un material simple, que genera de forma global   desincronizaciones y sincronizaciones de enorme complejidad. Del lado de la verticalidad y del gesto, los micro desplazamientos generan también halos armónicos que expanden la armonía y el timbre de manera inhabitual, creando acuarelas sonoras sin perfil. Igualmente desde el punto de vista temporal, estas micro variaciones nos permiten pasar de una percepción estéreo del material sonoro, a otra de carácter multidimensional – multifocal. He querido gracias a la electrónica, dar una imagen sonora real al principio y al fin de la obra, (sonidos grabados de la naturaleza) imagen que se transforma rápidamente y se convierte en un desarrollo instrumental y musical de la idea, más que en representaciones de imágenes sonoras, que también las hay, pero que quiero dejar en segundo plano. En la obra existen muchos contrastes formales: bloques y texturas sonoras muy distintas, que crean agujeros y saltos de carácter , que finalmente encuentran coherencia gracias a las siempre presentes micro texturas que las unen.
(J.M.López López)

Atravesada por lo multidisciplinar, la ópera, la escena, el teatro musical o post-dramático, el espacio, la arquitectura o la instalación, la música de José María Sánchez Verdú se nutre de tradiciones literarias, poéticas y musicales de muy diversa procedencia.

Las distintas “Arquitecturas” ocupan un lugar primordial en la producción de José María Sánchez Verdú. Iniciadas con “Arquitecturas de la ausencia” (2002/2003), conforman un conjunto de obras escritas para formaciones muy variadas (desde “Arquitecturas del silencio” , para acordeón solo, hasta “Arquitecturas del vacío”, para laúd arábico y orquesta, dedicada a las víctimas de los atentados del 11M en Madrid), relacionadas entré sí por una serie de preocupaciones comunes entre las que destaca una profunda reflexión sobre el espacio como elemento constitutivo del discurso musical, donde la arquitectura, más allá de la perspectiva, puede ser percibida en su dimensión sonora, es ese espacio poético en el que toman forma contornos y relieves de gran expresividad, atravesados por el silencio, ese otro elemento de importancia capital en su obra, silencios que funcionan como el vacío en la escultura o la arquitectura.

Las “Arquitecturas del límite” tienen como origen el homenaje a Cristobal Halffter por su 75 cumpleaños y como dedicatarios a los protagonistas de este concierto, Taller Sonoro. En ella, la concepción temporal está marcada por el uso de patrones reiterativos, creando un cierto estatismo extendido en el tiempo.

El inicio de la obra juega con los números 7 y 5 y con la repetición como elemento estructural. Concebí ya entonces la pieza como un work in progress que en cualquier momento podía continuar. En 2012 se estrenó como versión completa y final en Donaueschingen, en el festival Ars Nova, con el Ensemble El perro andaluz de Dresde bajo la dirección de Lennart Dohms. La pieza ofrece una reflexión sobre el concepto de límite aplicado a diversos elementos: límites en la saturación de la información, límites en los umbrales de las dinámicas y en los límites de los registros, límites en cuanto al concepto de energía aplicado al factor de la interpretación por parte de los intérpretes, y finalmente también límites en cuanto al factor del tiempo y el desarrollo de la obra a través de una evolución estética especial entre aquél 2005 y el año de su finalización: siete años. El concepto de energía física y de determinación de la notación y de los resultados sonoros es esencial en la parte final de la obra. Los instrumentistas deben articular formas de ejecución enormemente complejas desde el punto de vista fisiológico. La energía se alza como el párametro esencial en ese final de la obra, aunando un resultado complejo con un cúmulo de energía física y sonora que pretende atisbar otras fisionomías de los límites en una obra musical”.
(J.M. Sánchez Verdú).

Gonzalo Navarro.

Fuentes y referencias:
Centro Nacional de Difusión Musical.
El Compositor habla.
Real Academia de las artes de San Fernando.
Revista Scherzo.
Asociación de revistas culturales de España.
Conferencia Música, Espacio y percepción (José María Sánchez Verdú).
Fundación Juan March.
Contacto directo con los compositores.