¡Sigue el festival! El próximo 15 de noviembre llega el Trío Feedback, que interpretará el siguiente programa:

José Manuel López López (1956)
Trío IV ‘Feedback’ (2017-2018)
Núria Giménez-Comas (1980)
Feedback *+ (2019)
Sofia Gubaidúlina (1931)
In Croce (1979)
Abel Paúl (1984)
Ausencia y destello. Manual de supervivencia para luciérnagas * (2019)
Óscar Escudero (1992)
Custom#2 (Hommage to D. W. Griffih) (2016)

El Trío IV de José Manuel López López es una pieza que explora  los procesos de modificación, a nivel micrológico, de un material que se despliega poco a poco, como motor y fruto de esa modificación a pequeña escala. López López, interesado por el haiku japonés, lleva la fuerza de lo minúsculo al núcleo de su trabajo. Cuando piensa, sin embargo, en “imágenes poéticas” que acompañan su trabajo compositivo, no se trata tanto de material programático, sino más bien de un esfuerzo intelectual de extraer las consecuencias de la exploración de tales imágenes en el ámbito sonoro.

Esta elaboración de lo pequeño, junto al interés por la percusión, que puede apreciarse en este estudio, por ejemplo…

…hace que su trabajo melódico esté siempre herido, articulándose desde la discontinuidad.

Núria Giménez-Comas, también piensa desde los escindidos, pero como planos sonoros.

La idea de trabajo desde grandes planos es lo que ha motivado que algunos consideren el trabajo de Giménez-Comas como un esfuerzo por “esculpir el espacio”. En este sentido, Giménez-Comas seguiría la línea de trabajo abierta por muchos artistas sonoros, que renuncian a pensar la música, como sucede con las concepciones tradicionales, como arte exclusivamente del tiempo y, más bien, piensan el material sonoro como los escultores piensan en la piedra. Frente al trabajo desde lo pequeño de López López, Giménez-Comas piensa a gran escala, pues estructura sus composiciones como si estirase el material del que parte. Por eso, en ocasiones, el sonido no solamente es difuso, sino también algo borroso, enmarañado, que va dejando entrever sus derivas al mismo tiempo que las oculta. Frente a los instantes cargados de López López, Giménez-Comas pide al oyente que le acompañe en un proceso de dilatación del sonido…

Las “imágenes poéticas” de López López también están presentes en el pensamiento musical de Giménez-Comas, aunque para ella, según sus propias palabras, las entiendo como herramientas que son a la vez concretas y abstractas. Por eso, el material sonoro con el que trabaja al mismo tiempo nos sonará muy cerca y muy lejos. Juega, de este modo, con el potencial del extrañamiento. Éste, muchas veces, es el de la propia historia de la música “clásica”, pues en numerosas ocasiones Giménez-Comas toma fragmentos o elementos de compositores canónicos para distanciarlos de su contexto de origen y modificar su significado y potencial hacia lo inesperado.

In Croce, de Gubaidulina, nos adentra en el mundo religioso de la cruz de Cristo, aunque desde el imaginario austero de la tradición ortodoxa. Otras obras, como Seven words (encontramos otros ejemplos en la tradición, como las últimas siete palabras de Cristo de Haydn) se encuentran en la misma línea estética de In Croce: son reflexiones sobre la espiritualidad desde el sonido.

Es considerada una compositora más bien sobria, que trabaja con un material muy condensado. Su tensión se construye por acumulación. Ambos elementos son audibles en esta pieza. El “cruce” entre los dos solitas de esta pieza (contrabajo y acordeón, en este caso) van alternando la construcción melódica de corte obsesivo y continuo, con fantasías sonoras que paulatinamente se van dislocando hasta llegar a una intensísima parte intermedia. Mientras que comienzan explorando sus tesituras más cómodas (el cello o contrabajo los graves, el acordeón u órgano lo intermedio y agudo), poco a poco se van acercando hasta cruzarse, que es donde se sitúa el climax de la obra. Después de éste, solo quedan las ruinas.

Gran parte de las obras de Abel Paul se componen de dos elementos, más o menos complementarios o contrapuestos, que sirven como ideas centrales, más o menos metafóricas, del trabajo compositivo. Encontramos así Mano y Cuerda, Rastro y Fantasma, Nombre y vacío, etc. Sin embargo, no son exactamente una versión de esas “imágenes poéticas”, sino que Paul trata de ser más literal, pues le interesa pensar en lo que “se ve y no se ve” cuando se compone, es decir, lo que el sonido y nuestra educación auditiva “visualizan” o “dejan visualizar”. Paul está fascinado por los espejos y los reflejos, como creadores de igualdad y desigualdad. Estos binomios permitirían explorarlas, confrontando dos mundos con todo y nada en común. Este interés es muchas veces trabajado desde los propios instrumentos. Desde hace algún tiempo, Paul trabaja con altavoces transductores que activan sónicamente aquellos objetos con los que entran en contacto. En este caso, es el propio cuerpo de los instrumentos el foco de interés, convirtiéndoles así en instrumentos híbridos. Parte de su composición, por ejemplo, busca confrontar al instrumento consigo mismo (de nuevo con ese juego entre igualdad y desigualdad) superponiendo al sonido en vivo la proyección del sonido del mismo instrumento mediante transductores.

La última pieza del programa, Custom #2, de Óscar Escudero, conjuga la proyección de vídeo con el concierto al uso, aunque en íntimo diálogo con los contenidos del vídeo. Es una pieza que se adapta a cada grupo en dependencia de sus miembros. La obra surge como reflexión -sin nostalgias del mundo previo- sobre el frenesí de las redes sociales y los medios de comunicación. La propia huella digital, el rastro que hayan dejado los intérpretes en internet, es el material para el vídeo, que se complementa con el concierto en vivo. Buena parte del constructo de la historia de la música en la tradición estaba basada en la exploración de la personalidad y contenido interior de los compositores. De ahí surge la idea del genio, que consiste en la creencia de que los artistas en general y los compositores en particular tienen algo único, un interior rico y privilegiado que expresan en sus obras. En esta pieza, Escudero pone en cuestión su propio rol, convirtiéndose más bien en un generador de “reglas del juego” con las que, cada intérprete, en dependencia de su relación con lo digital -que crea huellas de las que no somos del todo conscientes-, podrá jugar de una forma u otra.

El propio Escudero nos cuenta más sobre su trabajo…